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Redes Sociales

“Las mujeres sabemos defendernos poco y mal ”

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“Las mujeres sabemos defendernos poco y mal ”
“No podemos mostrar nada de indiferencia cuando una mujer sufre violencia” menciona María José Rodríguez Armenta durante entrevista. (FUENTE EXTERNA)

María José Rodríguez Armenta es doctora en psicología forense, una de las más reputadas especialistas en España en el tratamiento de las víctimas de violencia contra las mujeres.

Durante unos años, a requerimiento del entonces Procurador José Manuel Hernández Peguero formó en Santo Domingo al personal de las fiscalías de género que entonces se inauguraban con una filosofía enfocada en las víctimas, en los protocolos del sistema y en el respeto a las muejres agredidas.

Han pasado casi 12 años desde que se publicó “Mi marido me pega lo normal”, de Antonio Lorente Acosta, que creo que fue la primera vez que se hablaba con ese lenguaje directo y a nivel masivo de las agresiones a la mujer en el ámbito doméstico. ¿Qué ha pasado desde entonces?

El título del libro fue inteligente porque llamó la atención del público y fue útil para aportar conocimiento de este problema. Aunque si bien es paradójico el título ya que las mujeres maltratadas saben que no es normal que las maltraten, por eso lo ocultan, se avergüenzan y disculpan al maltratador. Esta forma de reaccionar de las mujeres maltratadas nos confundió durante mucho tiempo en nuestro trabajo forense y penal. Con años de trabajo desde distintos ámbitos, recogiendo información sistemáticamente tanto de las mujeres maltratadas como de los maltratadores, llegamos a conocer la realidad de este delito tan complejo y fuimos creando perfiles, protocolos de intervención y leyes que se fueron adecuando a la realidad del delito. Así ahora las mujeres están más protegidas y los procesos penales son menos farragosos. Sin embargo, aunque en la actualidad se sabe ya casi todo de este fenómeno, la sociedad sigue sin conocer la terrible realidad que esconde la violencia contra las mujeres. Sigue siendo importante que se detalle y se hable más de este asunto pero de forma colegiada y desde todas las administraciones involucradas. Eso sí, en base al conocimiento experimental y con mensajes idénticos.

¿Cree que se hace uso político de la violencia contra las mujeres?

Desde hace un tiempo, la violencia contra la mujer forma parte de las políticas en muchos países. Y es la única manera de que se acabe poco a poco con este tremendo delito.

El problema es que las actuaciones en muchas ocasiones, están basadas en ocurrencias de políticos que no conocen el problema y ni se molestan en informarse. Además, existen demasiadas administraciones actuando a la vez y sin objetivos comunes, siendo que en ocasiones, se confunde el mensaje de fondo.

Y es entonces cuando los profesionales que están atendiendo estos casos directamente, nos vemos sin apoyo estratégico, sin medios y sin la coordinación imprescindible para ayudar íntegramente a estas mujeres maltratadas.

¿La sociedad sabe ya lo que pasa pero no sabe cómo evitarlo?

Creo que la sociedad no sabe exactamente qué sucede cuando una mujer es maltratada ni cómo comienza y evoluciona este delito.

Se han hecho campañas que animan a denunciar la violencia contra las mujeres mostrando aspectos muy generales pero creo que falta que se explique la génesis del problema, las formas de salida y el camino a seguir.

Entonces, como no se sabe reconocer los signos de los distintos tipos de violencia, no se puede atajar ni se previene la violencia de género en sus diversas modalidades: la física, la psicológica, la económica, la emocional, la estructural...

Por ello, creo que es muy importante que las administraciones comprendan que es básico y urgente informar constantemente con campañas bien diseñadas sobre todos los signos característicos de la violencia y que todos sepamos reconocer desde la primera conducta o actitud violenta en cualquier situación de la vida.

Quizás también sea cuestión de que se cuente en estos proyectos con expertos en la materia.

¿En las parejas del mismo sexo existe violencia en la misma proporción?

En las parejas del mismo sexo existe el mismo problema. Si bien no parece que en los mismos porcentajes aunque no lo puedo afirmar porque no existe mucha evidencia experimental.

Sin embargo, mi experiencia dice que existen parejas de homosexuales que también sufren maltrato y muy similar al que se sufre en las parejas heterosexuales.

¿Las redes sociales ayudan a evitar los ataques o propician el control?

Existen investigaciones y estudios experimentales que están indicando un grave retroceso respecto a los criterios de libertad que comenzamos a vivir las mujeres hace años sobre el control que ejercen algunos hombres y que son el preámbulo de la violencia de género.

Se ha observado que a muchas jóvenes y adolescentes les parece normal e incluso romántico que su pareja les tenga absolutamente controladas a través de las redes sociales o el teléfono móvil. Piensan que es un modo de amor apasionado y no lo vinculan con estar sufriendo violencia contra ellas mediante conductas de control e imposición.

Es un grave problema que nos ha sorprendido porque se consideraba que estaba superado y que estos principios básicos de libertad estaban integrados en la sociedad, que las mujeres comprendían que es una coacción inaceptable que te vigilen y pidan explicaciones de todos los movimientos que se hacen, con quien estás en cada momento, que te controlen el teléfono o la forma de vestir o los horarios. Es un enorme retroceso que tenemos que volver a trabajar.

Además no podemos obviar que existen otras redes sociales que incentivan otros delitos tanto con menores como con personas vulnerables. Pero ese es otro tema.

¿Las mujeres deberíamos a estar alturas saber defendernos mejor?

Las mujeres sabemos defendernos poco y mal por desconocimiento. Por ejemplo, he oído cientos de veces esta frase “si me llega a pegar a mi, se iba a enterar” o esta otra “pero qué raro que no se diera cuenta que la iban a violar”. Son frases que hacen mucho daño a las víctimas y que nos demuestra que no sabemos ni podremos defendernos por puro desconocimiento de los tipos de violencia más recurrentes.

Y es que, el maltratador sigue unas pautas de control progresivo y para cuando la mujer se da cuenta, está atrapada en una red de maltrato del que es muy difícil salir. Y los violadores también tienen su estrategia.

En definitiva, si no sabemos ni conocemos que estamos siendo agredidas de alguna forma, ¿cómo vamos a defendernos? Entonces pensar que todo empieza con una bofetada, así de simple, es desconocer por completo la realidad.

Eso sí, poco a poco las mujeres sabemos defendernos de otros tipos de abusos, quizás, de aquellos donde la situación violenta es más directa y simple y podemos tener una respuesta defensiva sencilla.

¿Las generaciones más jóvenes saben evitar el maltrato a tiempo?

Como te decía, las generaciones más jóvenes no conocen el mecanismo de las distintas formas de violencia porque no se les ha explicado en detalle. Así que los jóvenes no saben que empiezan a ser violentos o maltratadores y las jóvenes no sienten que se les empieza a maltratar. Que en estos tiempos pase esto, ha sido una sorpresa desagradable y que nos ha alarmado. Y nos preguntamos qué hemos hecho para qué estemos en esta realidad tan desinformada y retrógrada.

¿Falla el sistema educativo o falla la familia? ¿Sabemos mejor cuál es el núcleo en el que actuar?

Creo que está fallando la sociedad en general a la hora de abordar el grave problema de la violencia contra las mujeres (además de con los menores).

Las familias quizás sean las que mejor están trabajando para erradicar la violencia de género mediante consejos y acciones educativas en su ámbito familiar. Pero sin el apoyo estructural de la sociedad, el empeño se queda en poco.

Insisto en que sin conocimiento detallado del problema, poco se puede hacer.

¿Cree en los programas de reeducación para los hombres violentos?

En 1999 incorporé en el proyecto integral de trabajo contra la violencia sobre las mujeres en Navarra los programas terapéuticos para maltratadores. Me pareció que se debía trabajar tanto con la víctima y como con el agresor. Estos programas estaban enmarcados en el ámbito penal, es decir que desde los juzgados de Navarra, se empezó a derivar a los maltratadores a los 3 tipos de programas existentes. El equipo de psicólogos que contraté trabajaban terapéuticamente con víctimas y con agresores y debían controlar la situación de la víctima en todo el proceso.

Con mi visión penal y forense, me parece extraño trabajar terapéuticamente solo con maltratadores en un despacho sin relación con el entramado penal.

En el año 2008 tuve el honor de acudir a Santo Domingo invitada por el procurador fiscal, José Manuel Hernández porque conoció este proyecto por internet e implantamos los programas para maltratadores que se han ido aplicando en la República Dominicana desde entonces, evolucionando con las mejoras que les ha ido dando la práctica.

En resumen, he verificado que estos programas dan resultados excelentes y los maltratadores modifican muchas conductas violentas y aprenden a vivir de forma razonable y adecuada en las relaciones con sus parejas.

Pero insisto en el hecho de que considero que estos programas deben realizarse en contextos de control penal porque hay víctimas y riesgos para las mismas.

¿El factor económico es el principal obstáculo para no abandonar una relación de violencia?

El primer problema para escapar de una relación de violencia, es que la mujer agredida no se reconoce como tal hasta situaciones demasiado graves. Cuando se ve en la tesitura de separarse del agresor, los hijos, la falta de recursos económicos y sociales, le dificultan la salida.

Pero es que además, normalmente estas mujeres tienen lesiones emocionales que les dificulta la toma de decisiones y la triste realidad es que hay muy pocas ayudas para salir airosa del maltrato.

Son situaciones muy complejas porque convergen aspectos legales, sociales, familiares, económicos, laborales y emocionales. ¿Cómo van a poder con todo? Son procesos lentos y muy dolorosos que precisa de intervenciones integrales, bien coordinadas y con más medios personales y materiales.

Si sospechamos que un familiar o una amiga sufre violencia en su casa y no quiere denunciar... ¿debemos hacerlo por ella?

Creo que el realizar una denuncia cuando la mujer maltratada no está preparada, suele traer unos nuevos problemas añadidos al drama.

Quizás sea más útil ir poco a poco informando a la víctima de los medios existentes para que acuda a los mismos. Es desalentador tener una persona cercana que viva maltratada porque en muchas ocasiones, nos veremos rechazados.

La cuestión es no dejarlas solas aunque no quieran nuestra ayuda.

La táctica es ir sembrando información válida que le ayude a la víctima a escapar. Que conozcan desde medidas de protección para ella y sus hijos, hasta a dónde escapar o a dónde y a quien pedir ayuda. Y mientras tanto, que creen estrategias de huida e incluso que tengan preparadas la maleta con lo imprescindible para emprender una nueva etapa de vida.

Y desde luego, si vemos que la mujer está en peligro, deberemos denunciar y acompañar en todo lo que podamos. No podemos mostrar nada de indiferencia cuando una mujer sufre violencia.

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Inés Aizpún es una periodista dominicana y española. Actualmente es la directora de Diario Libre. Ha recibido el premio Caonabo de Oro, el Premio de la Fundación Corripio de Comunicación por su trayectoria, y el premio Teobaldo de la Asociación de Periodistas de Navarra.