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Un modelo deportivo, la gran debilidad del deporte dominicano

Se han planteado ideas por separado. Algunas entidades tienen sus programas claros, pero no existe uno macro

Un modelo deportivo, la gran debilidad del deporte dominicano

Esta historia es parte del especial “Ligas nacionales, la tarea pendiente” de Diario Libre, realizado por Nathanael Pérez Neró y Carlos Sánchez.

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Un plan deportivo es un fenómeno de bajo promedio en la República Dominicana, prácticamente en todos los órdenes. Y cuando se tiene, seguir con esos lineamientos trazados por conocedores o expertos del área, cae de un momento a otro en un vacío, como si nunca se hubiera ejecutado nada.

El plan deportivo dominicano se enfoca más en el alto rendimiento y deja fuera el deporte escolar, los clubes deportivos y el paralimpismo.

Encaja aquí, de forma perfecta si se quiere, lo que plantea Mario Vargas Llosa en uno de sus libros: “Lo que sé lo aprendí en la vida, no en los libros, y por eso mi cultura no es libresca sino vital”. Citar el título del libro podría crear ofensas, pero para nada es la idea.

La República Dominicana tiene un sinnúmero de planes, que por alguna razón se han quedado en un limbo inalcanzable, además de que muchos están planteados por separados.

En agosto de 2015, el entonces ministro de Deportes, Jaime David Fernández Mirabal, lanzaba el Plan Nacional de Desarrollo Deportivo, un documento que un año después de terminar su gestión quedó en el olvido.

A grandes rasgos, esto es lo que plantea ese olvidado plan: deporte escolar y universitario, deporte de alto rendimiento, instalaciones deportivas, desarrollo deportivo de la frontera, deporte de tiempo libre e inclusión, equidad de género y deporte, organización y gestión.

Nadie desde fuera lo aprobó, pero tampoco públicamente se rechazó. Al fin y al cabo, ese libro quedó triturado en el olvido. El documento bien pudo mejorarse, si era necesario. Al contrario, la pelota ha seguido rodando como en una mesa de billar.

Luego, el pasado ministro deportivo, Danilo Díaz, planteó “El pacto nacional del deporte”. Lo que se pensó sería la mejoría del documento mencionado, no era más que la unificación de criterios entre los distintos sectores del deporte. Al menos acertó en eso, pues existen variados planteamientos, aunque cada uno por su lado.

“Como tal no tenemos un plan deportivo. La gran mayoría del calendario de cada año es bastante propenso a la improvisación”, dijo el entrenador de atletismo, José Ludwig Rubio. “No hay un plan a mediano ni a largo plazo”.

Cuando España se decidió por los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, era una idea que flotaba desde 1984. Lo consiguieron, y muy distinto a esta parte de la isla. El legado deportivo fue más allá de las estructuras del alto rendimiento, lo que no ocurrió con los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003.

En la página barcelonaolimpica.net, que se refiere a Barcelona ‘92, al hablar del legado destaca lo siguiente: “Otro elemento del legado deportivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92 es la mejora de las instalaciones y equipos deportivos en las escuelas públicas de la ciudad de Barcelona. Este esquema ha contribuido a mejorar las condiciones para la promoción de actividades deportivas dirigidas a los jóvenes y, por lo tanto, un aumento de su participación”.

La ausencia de un modelo deportivo real se traduce en “una penosa realidad de un país débil en la cultura de la planificación”, señaló un exfuncionario del Ministerio de Deportes que prefirió mantener su nombre en el anonimato. La planificación se da, en ocasiones, por efecto dominó.

Podría pensarse que en España sí, pero aquí no. Bueno, Vargas Llosa, en el libro referido anteriormente, señala: el latinoamericano “cree que somos pobres porque ellos son ricos”. No habla de los españoles.

En Puerto Rico, por ejemplo, “hay una serie de factores” para que sea exitoso, y es que “el deporte comienza en las escuelas”, señala para Diario Libre la presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur), Sarah Rosario.

Luciría que aquí no se ha planteado nada al respecto. Y no es así. Ejemplos sobran: En la Ley General de Deportes (20-7-2005), no aprobada aun, se menciona la palabra escuela en ocho ocasiones.

Cuando se creó el Programa de Atletas de Alto Rendimiento Nuevos Valores e Inmortales (Parni), en 1998, se creó un consejo directivo de las academias del Parni, que tuvo efecto solo en el documento de ocho páginas cuando se emitió.

El Instituto Nacional de Educación Física (Inefi), después de los Juegos Escolares Deportivos Nacionales, pasó a crear los Centros de Iniciación Deportiva Escolar (CIDE), que tendrían por sede diferentes provincias o municipios. Se conoce solo el de Bayaguana como el de funcionamiento de más progreso y el que ha aportado atletas, más allá de Luguelin Santos, Luisito Pié (dos medallistas olímpicos), y Bernardo Pié (candidato a medalla olímpica), entre otros.

Conocida entonces como Secretaría de Deportes, Educación Física y Recreación (Sedefir), en 1999 dio a conocer el programa de esa cartera, que encabezó Juan Marichal. Ese tipo de proyecto se desconoce antes o después.

En la gestión 2000-04, dirigida por César Cedeño, como ministro de Deportes, se construyeron varios multiusos, lo que era la ocasión perfecta para crear un proyecto nacional deportivo.

Vale decir que, en esos multiusos, en gran parte, se edifican para baloncesto y voleibol. En otros países antes de construir, se hace un censo en la comunidad para ver cuál es el deporte que más se practica y entonces se levanta la infraestructura para apoyarlo. Se ven cuadros o espacios deportivos, en lugar de solo poner un baloncesto y voleibol.

Y hablando de censo, en el 2006 le tocó a Felipe Payano dirigir la Sedefir y en ese año se llevó el primer censo nacional del deporte, el único conocido. Era una ocasión perfecta para con esos resultados relanzar el deporte dominicano de manera científica, pues lo que arroja ese valioso documento es para darle un giro al universo deportivo dominicano.

Para citar un caso, para ese año la mayor cantidad de atletas provenía del Distrito Nacional (68.7 %) y la región Este seguía (con 9.9 %).

Y en términos académicos, el 20.3 % se hacía de un título universitario y el 54.6 % con nivel secundario. Los entrenadores, en 16.7 % y 47.1 %, en ese orden. Hoy en día se desconoce qué tanto han variado esos números.

Se debe ir a tope

La República Dominicana mantiene una batalla constante con Puerto Rico en términos deportivos. En Juegos Centroamericanos y del Caribe, y en Juegos Panamericanos, así como en cualquier torneo que se topen. Si es béisbol, baloncesto o voleibol, la situación sube de tono. Al fin y al cabo, terminan siendo amigos.

En términos de la organización del deporte, en tanto, guardan diferencias significativas.

En el país, la planificación del deporte presta poca atención a la iniciación y sus mayores fuerzas, recursos y estrategias va dirigida al alto rendimiento.

La presidenta del Copur explica cómo funciona en su territorio: “El deporte que existe en el país (Puerto Rico) hoy día está fundamentado en las federaciones, en el trabajo de los municipios, en las escuelas y las ligas que hay en las formas privadas”.

El secretario general del Copur, Carlos Beltrán, dejó saber que, a nivel de la federación y ligas privadas, existen “10 mil niños” (varones y hembras) practicando voleibol. Es un número que maneja la Federación de ese deporte en Puerto Rico.

Los municipios en la República Dominicana están ausentes en términos de apoyo al deporte, en especial la iniciación.

Poco se le puede culpar, pues en el país poco o nada hay escrito sobre un plan que los involucre, pese a que desde hace 10 años o más se han firmado convenios con alcaldías, que, no obstante, se mueren en el corto tiempo.

Volvamos a Barcelona ’92 otra vez. Luego de agotarse el de las Olimpíadas, crearon el Plan Estratégico del Deporte 2012-2022, el cual revisarán al finalizar ese último año.

Entonces, ¿en qué pie está parada la República Dominicana en ese sentido? El presidente del Comité Olímpico Dominicano, Luisín Mejía, respondió con un “sí”, mientras asentía, al preguntársele qué tanto la entidad que dirige, como el Ministerio de Deportes, el Círculo Deportivo Militar y el Instituto Nacional de Educación Física están en deuda con un plan deportivo.

“Absolutamente, eso es razonable, eso es impostergable y eso ayuda al desarrollo del deporte, y sobre todo a que no exista un nivel que baje y que coja una pendiente que no se pueda mantener”, agregó Mejía.

Lo que sí está claro es que un plan deportivo es necesario, pues así ningún ejecutivo olímpico, del sector oficial o del deporte militar que llegue nuevo tendrá derecho a cambiar, en teoría, lo que está escrito.

Modelos valiosos

En su plan deportivo, la Federación Dominicana de Judo ha llevado su deporte al menos a 20 escuelas a nivel del país, como una forma de masificar ese deporte.

La de Bádminton ejecuta también su programa escolar, el cual detalla el secretario general de esa entidad, Generoso Castillo.

Se visitaron 3,187 estudiantes de 213 escuelas en 20 provincias del país, entre enero-junio de 2019. Se insertaron 181 maestros nuevos que en esos centros tienen programas abiertos para esos estudiantes en ese deporte. La meta era de 576 escuelas en el cuatrienio 2016-2020. “Para los próximos cuatro años (2020-24) esperamos alcanzar las 726 escuelas”, dijo Castillo.

El balonmano ha tenido un modelo exitoso en el Politécnico Simón Bolívar, de esta capital. Los tres proyectos en cuestión están imbuidos en sí mismos.

México da un ejemplo de cómo debería ser, pues cuenta con lo que llaman la Federación Mexicana de Deporte Escolar (Femedees), una herramienta que bien pudiera acoger, por no decir copiar, la República Dominicana.

Un plan deportivo se sentiría en mayores resultados para el país. “Absolutamente”, dijo Rubio.

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Amante del deporte en todas sus dimensiones. Confiado en que la base del deporte debe de ser desde la escuela. Ha cubierto Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe.