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Orgullo perdido

Dicen quienes lo recuerdan que con frecuencia los contribuyentes de impuestos estadounidenses hacían gala de las sumas que habían pagado. Mostraban, en las reuniones con amigos, los recibos de sus pagos al IRS, al municipio y al condado, como un testimonio de sus aportes para escuelas públicas, hospitales, obras viales, centros comunitarios, vigilancia policial, bibliotecas, transporte, limpieza, iluminación y cosas similares. La sensación de orgullo provenía, por lo tanto, de los bienes y servicios que sus contribuciones hacían posible.

Ese recuerdo pone de relieve la conexión entre la actitud respecto de los impuestos y los gastos públicos. En la medida en que se pierde de vista el uso dado al dinero recaudado, se incrementa la resistencia al pago de los tributos, percibiéndose éstos como un aporte para actividades desconocidas o improductivas.

El clientelismo político y la proliferación de subsidios elevan la reacción adversa a la tributación, dado que los beneficiarios no suelen ser las mismas personas que pagan los impuestos. Ésa es una de las razones por las cuales en países con alta participación de esos tipos de gastos públicos proliferan los impuestos a las ventas y otros gravámenes indirectos, dada la dificultad de cobrar impuestos sobre los beneficios y demás tributos directos. Y también es un factor que promueve la informalidad en la economía, como una vía de librarse de las consecuencias tributarias que la formalidad empresarial implica.

Por los cuestionamientos a los programas de gastos, el motivo de orgullo ha cambiado en los EE.UU. sobre todo a nivel de los gravámenes federales, desde pagar impuestos a escapar de ellos. Lo atestiguan las declaraciones del propio presidente del país, quien ha mencionado el empleo de resquicios legales para no pagar impuestos como una decisión legítima, cuyos resultados en términos de ahorro de dinero deben ser motivo de satisfacción y celebración.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.