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Ojo con los censores

El rol crítico de la prensa frente a la corrupción política

El sueño de los políticos en todas partes del mundo es no ser fiscalizados por nadie. Por eso procuran controlar todos los posibles focos de regularización, colocando su gente en las agencias de fiscalización pública o forjándose muros de contención, como la inmunidad legislativa, para complicar ser procesados por la justicia.

Los periodistas somos la piedra en el zapato de los políticos y sus secuaces. Somos la única línea de defensa que tienen los ciudadanos contra un Estado que se vuelve cada vez más poderoso, pues los tres poderes del ordenamiento republicano, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, han unido intereses en muchas democracias para hacer de la corrupción pública un estilo de vida.

Y en ese proceder el Cuarto Poder, que no es otra cosa que la Prensa, ha tenido que comenzar a navegar en medio de un ataque constante a sus preceptos más básicos, como la libertad de expresión, el respeto al anonimato de las fuentes y el respaldo económico para garantizar su sobrevivencia. Es cierto que algunos sectores de ese Cuarto Poder han pecado y se han dejado arrastrar por las tentaciones del dinero, faltando a los códigos éticos de la profesión y uniéndose en la componenda con los otros tres poderes, pero afortunadamente son los menos y quedamos muchos en la línea de fuego, dispuestos a dar la pelea por una democracia robusta y efectiva.

Digo todo esto porque este lío que se ha armado con la Ley del DNI es solo otro ejemplo más de cómo los estados intentan una y otra vez impedir la labor de los periodistas y acallar la posible disidencia. En nombre de la seguridad nacional censuran al pueblo y apelando a la privacidad, los derechos de imagen o la regulación publicitaria, también buscan silenciar lo que no les gusta.

Ahí tenemos ejemplos cercanos en Guatemala, El Salvador, Panamá y hasta el mismo Estados Unidos, donde en nombre de la guerra contra el terrorismo se aprobó una "Ley Patriota" que llevó a la cárcel a periodistas. Entendamos que un país sin prensa libre es un país sin libre empresa, ni libre culto. Y eso se resume en un concepto: dictadura.

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Periodista puertorriqueño y Subdirector de Diario Libre. Ganó el Premio Nacional de Literatura Puertorriqueña, Categoría Periodismo, en 2018, por sus columnas en el periódico El Nuevo Día, del cual fue Director Asociado.