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“Ilumíname, por favor”

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“Ilumíname, por favor”
Domingo Caba Ramos.

(A: Adriano Miguel Tejada - In Memoriam)

El día 12 del recién pasado mes de octubre, justamente ocho días antes de cesar en su puesto como director de Diario Libre y casi dos meses antes de su sentido fallecimiento (2 de dic.), Adriano Miguel Tejada o “Linche”, como lo llamábamos los cibaeños de mocana procedencia, me envió, vía correo electrónico, la nota consultiva que se trascribe más abajo:

«No encuentro el origen de “ni” con significado de “muchos”. Ej. “ni cuántos niños”... Ilumíname, por favor». Adriano.

Se trató, obviamente, de una inquietud lingüística que el destacado comunicador e intelectual mocano, dando muestras de su humildad característica, quiso compartir conmigo.

Dos días después, procedí a escribir la respuesta correspondiente; pero por confusión, nunca se la envié, aun cuando estaba seguro de que así lo había hecho.

Esta vez, al cumplirse el sábado de la pasada semana el primer mes de su dolorosa y definitiva partida, me permito publicar el contenido de la referida respuesta. En esta, yo le decía a mi amigo Adriano lo siguiente:

«Apreciado Adriano:

Ciertamente en contextos como el que usted señala (“ni cuántos niños”, “ni cuántas niñas...”), en el español dominicano es frecuente el uso de la conjunción copulativa “ni”. Un uso bastante extraño a la luz de la función sintáctica que esa partícula de enlace desempeña. Y debido a ese extraño uso, no descarto que se trate de una construcción morfosintáctica característica del habla dominicana, como sucede en esta con la archiutilizada expresión « Ello hay...»

«Ni», una de las primeras conjunciones que aparece en el lenguaje del niño, al decir de Samuel Gili Gaya (Curso superior de sintaxis española (1972), en su empleo normal encierra una doble significación negativa y conjuntiva, y en virtud de su copulativa esencia, expresa relación de simple suma cuando las oraciones sumadas son negativas: El nunca incumplió con sus deberes ni violó las normas establecida.

Más explícita resulta la explicación que ofrece la “Nueva gramática de la lengua española” (2010) cuando establece que «... los grupos coordinados por “ni” en posición posverbal exigen una negación preverbal...»: a) Nunca escribe ni llama b) Ella no escribió ni llamó.

En tal virtud, en un enunciado exclamativo del tipo: ¡Ni cuántos niños había allí...! claramente se percibe la ausencia de la negación preverbal de que nos habla el precitado texto académico. En semejante contexto, “ni” dista bastante de desempeñar su papel habitual de unir o coordinar de manera aditiva elementos, en el primero de los cuales se exprese un mensaje negativo. Y hasta podría pensarse, como lo plantea usted en su breve nota, que al susodicho nexo se le está confiriendo valor adverbial y utilizando erróneamente con el significado de “muchos”

Mi punto de vista al respecto es distinto. Pienso que cuando en un contexto exclamativo, el hablante expresa: « ¡Ni cuántos niños...!», mas que emplear erróneamente una conjunción (“ni”) con valor semántico igual al de un adverbio (“muchos”) lo que en esencia hace es reemplazar, también de manera irregular, una conjunción (“pero”) por otra conjunción (“ni”). Ese cambio irregular conduce al hablante a decir, por ejemplo: « ¡Ni cuántos niños, señores...!», en lugar de: « ¡Pero cuántos niños, señores...!

Afectuosamente,

Domingo Caba R.»

14/10/2020

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Adriano Miguel Tejada.
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El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com