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José Chez Checo: “Se reverencia la vida y obra de José Gabriel García”

Hoy se conmemora el Día Nacional del Historiador, efemérides que rinde homenaje a José Gabriel García, considerado el padre de la historiografía de la República Dominicana

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José Chez Checo:  “Se reverencia la vida y obra de José Gabriel García”
José Chez Checo, presidente de la Academia Dominicana de la Historia (FOTO: PEDRO BAZIL)

José Chez Checo, presidente de la Academia Dominicana de la Historia, valora la conmemoración hoy del Día Nacional del Historiador, que, a su juicio, significa resaltar la labor que realizan los historiadores dominicanos, quienes se dedican a reconstruir e interpretar el pasado a partir de los documentos, testimonios y objetos, siguiendo rigurosos procedimientos metodológicos.

Además, el investigador resalta que con la efemérides se reverencia la vida y obra de José Gabriel García, considerado el padre de la historiografía dominicana.

Chez Checo respondió varias preguntas de Diario Libre y aportó esclarecedoras informaciones sobre la labor del historiador y los trabajos que realiza la Academia Dominicana de la Historia en medio de la pandemia causada por el coronavirus.

¿Qué significado le atribuye a la conmemoración del Día Nacional del Historiador?

Es un reconocimiento y valoración que hace el Estado dominicano a la profesión del historiador. Recordemos que, a solicitud de la Academia Dominicana de la Historia, mediante el Decreto núm. 562-20 del 15 de octubre de 2020, el presidente de la República, Luis Abinader, instituyó oficialmente el “Día Nacional del Historiador”, el cual se celebrará el 13 de enero de cada año. Se propuso esta fecha por ser el día del natalicio del historiador dominicano José Gabriel García.

Esta conmemoración, por lo tanto, significa resaltar la labor que realizan los historiadores dominicanos, quienes se dedican a reconstruir e interpretar el pasado a partir de los documentos, testimonios y objetos, siguiendo rigurosos procedimientos metodológicos. Al mismo tiempo, se reverencia la vida y obra de José Gabriel García, considerado el padre de la historiografía dominicana.

A su juicio ¿cuáles fueron los aportes que hizo García a la historia dominicana?

La Historia es una disciplina científica, en específico, es una ciencia social que tiene teorías y métodos para el análisis e interpretación de los acontecimientos pasados. Por lo tanto, hay que prepararse académica e intelectualmente para ser historiador. En este sentido, además, el historiador debe tener, entre otras, las siguientes aptitudes: tener comprensión lectora, poseer pensamiento crítico, correcta escritura, saber cómo comunicar, prestar atención a los detalles, ser honesto intelectualmente, evitar la subjetividad, tener vocación investigativa y mucha disciplina de trabajo.

Conocer los procesos históricos que han influido en el desarrollo de la humanidad, de las civilizaciones, de las naciones y de los pueblos es esencial para comprender el presente, y en cierta medida, permite trazar cuáles deben ser los caminos a transitar hacia el futuro.

Todos los seres humanos nos preguntamos, ¿de dónde venimos?, ¿por qué somos de determinada manera?, ¿por qué pensamos y nos comportamos de la forma en que los hacemos?, y nos hacemos muchas otras interrogantes que buscan dar explicación a nuestra existencia misma. La Historia, a través de la interpretación del pasado, busca dar respuestas a todas esas interrogantes.

En el caso de la nación dominicana, conocer y comprender nuestro pasado nos permite reafirmar nuestra identidad nacional, reafirmar las raíces culturales y fijar el rumbo de lo que queremos llegar a ser. Lo peor que puede sucederle a un pueblo es desconocer u olvidar su pasado.

¿Qué está haciendo en medio de la pandemia la Academia Dominicana de la Historia para fortalecer el ejercicio de historiar y fomentar lectores de libros historia?

Es cierto que la COVID-19 ha afectados todas las actividades que cotidianamente solíamos realizar antes de que esta enfermedad hiciera su aparición a principio del 2020. Los necesarios protocolos sanitarios implementados por el Gobierno para evitar la propagación de los contagios, ha hecho que tengamos que suspender muchas de las actividades (conferencias, seminarios, talleres, charlas, entre otras) que solíamos realizar de manera presencial en la institución. De ahí que se haya prestado mucha atención a la organización institucional de la Academia con la elaboración del Manual de Funciones del personal administrativo, la realización del inventario de la institución, la organización técnica de los archivos y la confección de una serie de reglamentos para los usuarios de la Biblioteca y de la Sala de Conferencias.

Además, no nos hemos cruzado de brazos durante estos meses. Si algo nos ha enseñado esta situación de emergencia mundial, es que la tecnología puede ser un gran aliado para salvar las barreras de las distancias físicas. Por ejemplo, en el sitio web de YouTube la Academia Dominicana de la Historia tiene un canal donde hemos “subido” los videos con las actividades que se han hecho (sin público presencial) y que están a disposición de todos los interesados. Toda esa labor digital cuenta con la consultoría de Lucero Arboleda de Rosa, Manuel Rosa y Lola Noriega.

Nuestro programa de publicaciones no se ha detenido. Este año pusimos a disposición de los miembros de la Academia y público en general cuatro números de la revista Clío, órgano oficial de esta institución de periodicidad semestral, con el formato tradicional que tuvo cuando la dirigió durante 15 años el académico ya fallecido Emilio Cordero Michel quien editó 31 números. Se diseñó, además, una nueva cubierta. Fueron publicados los números 197 y 198 correspondientes al año 2019, y en septiembre se publicó el número 199, enero-junio de 2020, y en diciembre, se publicó el número 200, julio-diciembre de 2020, en la que encuentra la nueva normativa para los autores que quieran publicar sus trabajos en esta revista; regularizando con esto la periodicidad de la revista, que este año arriba a sus 90 años de publicación. Estas revistas, así como todos los números anteriores, están disponibles para ser consultadas de forma gratuita en el catálogo en línea de la biblioteca de la Academia.

También se han puesto a circular los libros: Breve historia monetaria de la República Dominicana, 1844-1948. Evolución de la deuda pública y formación del Banco Central, de Frank Moya Pons; y Las visitas pastorales de los arzobispos de Santo Domingo (1531-1953), del padre José Luis Sáez, S. J. Muy pronto saldrá a la luz pública la obra Modernidad y luchas sociales en la sociedad dominicana. Siglos XIX y XX del historiador Michael Baud que recopila en unas 674 páginas sus principales ensayos de carácter histórico. Se trabaja, además, en la versión códice del tomo II de la Historia General del Pueblo Dominicano, labor que dirige y coordina Lola Noriega.

La biblioteca de la Academia ha seguido prestando sus servicios, dentro del catálogo contamos con una importante cantidad de libros digitalizados que pueden ser consultados en línea. El pasado 18 de noviembre de 2020 la biblioteca fue trasladada a la Capilla de la Soledad, cuya estructura ofrece mayor espacio para la creciente colección de documentos de la biblioteca, y al mismo tiempo ofrece un espacio más ameno y confortable para los usuarios. En el mes de diciembre fue adquirida la biblioteca del destacado historiador dominicano Vetilio Alfau Durán.

Con la finalidad de discutir sobre las técnicas de investigación más novedosas en el campo de la historia, la Junta Directiva aprobó la programación de una «Disertación anual sobre teorías y métodos de la Historia», la primera conferencia se pronunciará en el 2021 como parte del 90 aniversario de la Academia, y la correspondiente al 2022 se hará coincidir con el Día Nacional del Historiador.

El 16 de agosto de este año la Academia Dominicana de la Historia cumplirá 90 años de creada, y para celebrarlo nuestra institución tiene programado la realización que diversas actividades con la finalidad de seguir estudiando y divulgando la historia dominicana, que es su razón de ser.

¿Se le da real importancia en el país a la historia como materia o se requiere que se le valore más?

Indudablemente hay mucho por hacer en el país en cuanto a la enseñanza de la Historia en todos los niveles educativos. A nivel de enseñanza primaria y secundaria es donde se presentan los mayores restos. Es necesario la revisión del diseño curricular, los programas, los libros de textos y la cualificación permanente del personal docente por parte del Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd). La primera fase de enseñanza de la historia es de vital importancia para que podamos contar con un pueblo conocedor de su historia, sin maniqueísmos ni tergiversaciones. Para ello se debe contar con un personal docente calificado y que enseñe la historia de forma analítica y crítica y no una mera memorización de fechas y batallas, que es como tradicionalmente se suele enseñar la historia en los primeros niveles, produciendo que el estudiante pierda interés en esta materia.

Además de la enseñanza, otro aspecto que debe ser mejorado es la investigación histórica. El país requiere de historiadores profesionales que, desde el rigor científico, analicen el pasado dominicano, del cual todavía hay mucho por investigar, estudiar y reinterpretar. Este es un proceso que lleva su tiempo, porque los investigadores no se forman de la noche a la mañana, se necesita de años de formación y experiencias investigativa para formar historiadores de calidad. Es necesario que el país cuente con una nueva generación de historiadores profesionales, y que tomen eventualmente el relevo de los historiadores que ya tienen décadas dedicados a esta profesión.

No obstante a lo anteriormente dicho, en la República Dominicana la divulgación histórica es buena. Me refiero, por ejemplo, al trabajo que hacen instituciones hermanas como el Archivo General de la Nación o la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, que con sus publicaciones rescatan el acervo historiográfico dominicano. También puedo mencionar la Fundación García Arévalo e instituciones financieras como Banreservas, Banco Central o el Banco Popular, que tienen programas de publicaciones o patrocinan obras de carácter histórico. La propia Academia Dominicana de la Historia tiene un dinámico programa de publicaciones que busca la difusión de las investigaciones sobre la República Dominicana.

Con el objetivo de fomentar el desarrollo de esas tres áreas la Academia publicará en los primeros meses de este año una Guía básica para el estudio de la historia dominicana que ayudará a las personas que se quieran iniciar en el estudio de nuestro pasado. Además, anunciará próximamente el “Galardón Américo Lugo sobre el libro de historia del año” que premiará anualmente los libros que se publiquen en las categorías de Investigación, Documentos y Testimonios.

Este año, no obstante, la Academia Dominicana de la Historia ha sufrido grandes pérdidas como fue el fallecimiento, a principios de diciembre pasado, del miembro de número Adriano Miguel Tejada, y en el transcurso del año de doña Vilma Benzo de Ferrer, miembro correspondiente nacional, Stuart A. Mackeever, miembro correspondiente extranjero, y del colaborador Cristóbal Pérez Siragusa.

En conclusión, aunque hay muchos retos todavía por superar en cuanto a la enseñanza y la investigación de la Historia dominicana, hay razones para pensar que el país cuenta con elementos humanos e institucionales que nos permiten tener la esperanza de un futuro promisorio en esta área del conocimiento en la cual nos desenvolvemos con disciplina y entrega.

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